martes, 1 de abril de 2008

Elements, 1978, Gary Hill

El club de la esquina volverá una y otra vez a Gary Hill. Ya le hemos editado dos entradas y esta tercera no será la última. Sus audiovisuales, performances y esculturas entrocan el arte con una de las experiencias humanas de mayor profundidad: la experiencia del lenguaje. Gary Hill lo define de esta manera: “quiero suspender la alternativa «o sentido o sin-sentido» y ver qué sucede dentro de la experiencia del lenguaje, en el momento en que se aferra o se desprende el sentido, cualquiera sea el caso”.
Sus obras no nos piden ser contempladas ni interpretadas sino que nos enfrentan al proceso en el que se genera el sentido del lenguaje creando una cierta “desorientación” inicial para que seamos capaces de orientar de una manera más profunda nuestra experiencia estética de esta y hacen del espectador un foco de reflexión del propio trabajo.
Todavía recuerdo la sosegada conmoción que me produjo uno de sus vídeos en un Arco. Estaba semiencerrado en un pequeño espacio donde sólo se podía ver y escuchar a una niña que leía de manera pausada pero sin pausa(no recuerdo si era el Tractatus de Wittinsgheim o algo similar) . Creo que como no entendía sus palabras la conexión con lo que entendí como significado se me hizo aún mayor.

En el siguiente vídeo, Elements, el sonido creado por un sintonizador actúa sobre una imagen transformando su relieve a través de los Bits.
El sonido es en un principio una voz en off en referencia a los cuatro elementos, aire, agua, tierra y fuego, pero que resulta casi ininteligible debido a que un proceso técnico distorsiona las sílabas.
Es una obra escueta y esencial.

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