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EL PRÓXIMO MIÉRCOLES 23 DE ENERO, A LAS 21:00, EN EL RINCÓN BOHEMIO, C\Maldonado 7 (El Barrio, ALICANTE.
Nacido en Francia, en 1921, documentalista, escritor, fotógrafo y artista multimedia, Chris Marker es uno de los más influyentes realizadores de cine europeos pero su obra es poco conocida y resulta difícil de encontrar en los circuitos habituales de exhibición. Marker no da conferencias, se niega a aparecer en público, no existe casi ninguna fotografía suya (aparte de la que abre este texto) y practica la desaparición como un personaje de Vila-Matas.
La Jetèe es un punto de inflexión en el cine experimental, un texto excepcional sobre la fragilidad del amor y de la memoria, el poder evocativo de las imágenes, el destino de la humanidad, la imposibilidad de alcanzar plenamente las aspiraciones humanas y la dificultad de intervenir en el curso de la historia. Chris Marker, con una total economía de medios, relata esta historia de amor atemporal en un París devastado por la hecatombe nuclear posterior a la III Guerra Mundial.
Marker llama a su película “telenovela” porque utiliza una personal técnica de planos estáticos montados (excepto la secuencia, fugaz y hermosísima, en la que la protagonista toma el sol mientras duerme, se despierta y sonríe). Cada cuadro es en sí mismo una obra maestra y una potente metáfora de la materia visual de nuestros recuerdos. Como en un álbum de fotos: recordamos porque reconocemos imágenes, y es a través de las imágenes impregnadas de emociones que podemos viajar en el tiempo.
Con La Jetèe, Marker precede e instaura la tradición cinematográfica de la ciencia ficción moderna, desde Tarkovsky (Stalker, Solaris) a Kubrick (2001), de Cronenberg (Crash, Naked Lunch) a Tsukamoto, hasta las numerosas adaptaciones de la obra de Dick y de los maestros de la literatura cyberpunk.
“Si los poetas son los legisladores no reconocidos del mundo, los escritores de ciencia ficción son sus bufones de corte. Somos Payasos Sabios que podemos saltar, dar cabriolas, hacer profecías y rascarnos en público. Podemos jugar con Grandes Ideas porque el extravagante colorido de nuestros orígenes de revista barata nos hacen parecer inofensivos” (Bruce Sterling, prefacio de “Quemando Cromo” de William Gibson)
Después, para aligerar un poco, os propongo un documental sobre la obra y los métodos de trabajo de Bill Viola: “Bill Viola and the making of Emergence” de Mark Kidel, 2003, (14 min.)
Me recuerda mucho al Hockney de “El conocimiento secreto” y resulta fascinante la aplicación de la tecnología avanzada y el perfeccionismo en la realización, al estudio profundo de los maestros antiguos.
Las secuencias que muestran el orden riguroso, el ambiente pacífico y reflexivo del estudio, los medios puestos a disposición y la organización del set para la realización de Emergence (2002) inspirado en un fresco de Masolino, me parecen algo admirable, y aunque a algunos nos pueda llegar a molestar la puesta en escena preciosista y enfática del Viola reciente, es indudable que la espiritualidad y las emociones que transmiten sus obras son fruto de una planificación exhaustiva, de un rigor infinito en el análisis, de un conocimiento magistral del aparato técnico que maneja y de la construcción de un clima de trabajo y de una serena tensión intelectual que hoy envidio profundamente.
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